Núm. 6 (2022)
Arribamos al cierre del 2022 que, como los dos años que lo precedieron, no ha sido fácil, pues los efectos de la pandemia que sufrimos aún están presentes de diferentes maneras, en lo individual y lo colectivo; como universitarios debemos estar conscientes de que alcanzar otras dinámicas de vida luego de la crisis sanitaria, será paulatina. No obstante, nos llena de optimismo ver que estos meses que la Universidad volvió a su vida presencial, la comunidad ha mostrado su responsabilidad, compromiso y disciplina para retomar el vigor de su vida cotidiana. En efecto, los cambios en las actividades en los distintos niveles de la UNAM no han sido pocos, sin embargo, como en otras ocasiones, los universitarios han demostrado que una reconfiguración es posible a partir de una organización, basada en una fructífera comunicación.
De tal suerte, hemos visto escenarios novedosos en las aulas, donde los procesos de enseñanza aprendizaje han tomado nuevos giros, muchos de éstos basados en las experiencias del trabajo a distancia que dejó la experiencia de las clases que se llevaron a cabo durante el confinamiento. La investigación, que tampoco dejó de estar activa durante los momentos más agudos de la pandemia, se ha reactivado, demostrando que otras formas de construir conocimiento, son posibles, y que la imaginación y otras maneras de intervención científica deben estar en el horizonte de trabajo de esta decisiva labor académica. Asimismo, la vida cultural y deportiva que ofrece la Universidad, tan importante para la sociedad, ha retornado a sus espacios con nuevos bríos, sumando vida a la imagen misma de la UNAM, por supuesto de estos acontecimientos, también hemos sido testigos desde la propia FES Aragón.
Los desafíos seguirán presentes, uno de ellos es el de la violencia hacia las mujeres que seguimos padeciendo como sociedad, y que, por supuesto, es una de las agendas que ya trabaja la Universidad que, este 25 de noviembre se suma a las actividades en torno al día internacional de la eliminación de la violencia en contra de las mujeres, declarado hace un par de años por la ONU. Éste es un fenómeno complejo pero estamos conscientes de que para erradicarlo, se necesitará de la participación de toda la sociedad, y por supuesto de todos los sectores, en lo que nos compete, de toda la comunidad universitaria. El compromiso está latente. Deseamos que este cierre de año que deja asomar un panorama con matices optimistas se multiplique, de diversas maneras, para todas y todos durante el 2023 que está por llegar.
Dra. María Elena Jiménez Zaldívar
Directora de Voces y Saberes